Mis sueños no están vacíos como mi conciencia parece estarlo.

Mis sueños no están vacíos como mi conciencia parece estarlo.
Tu fuiste el rayo que iluminó mi tormenta.

sábado, 1 de mayo de 2010

Mi reino de Sueños

Hace mucho tiempo tuve un extraño sueño.
En él, corría y corría por una extraña senda llena de árboles jamás vistos hasta quedarme sin aliento. A mi parecer, llevaba horas corriendo y nunca se acaba el camino.
A lo lejos se veía una puerta, cuando llegué a ella y quise agarrar el pomo, esta se desvaneció y yo fui rodeada de negrura. Caí en la cuenta de que estaba cayendo y cayendo y cayendo y cayendo... ¿cuando pararía de caer?
Y como si mis palabras se hubieran escuchado deje de hacerlo. Estaba en lo alto de una montaña nevada, pero yo, a pesar de llevar un vestido fino como la seda, no sentía frío alguno.
¿Que era aquel lugar? ¿Por qué había llegado a parar allí?
Y de nuevo mis palabras fueron escuchadas. Un hombre alto, vestido elegantemente con traje y sombrero se acercó a mi. Hizo una reverencia y me tendía su mano:
-Pequeña, se que en vuestra corta vida habéis tenido muchos miedos, pero os puedo asegurar de que en este lugar, en esta montaña... es en el único lugar, donde jamás nadie os hará daño.
-¿Donde estoy?
-Estas en casa pequeña.
Cuando escuche a ese extraño hombre decir aquello, sentí algo en mi pecho, un calorcito agradable como si tuviera razón. Volví a mirar al hombre, todavía seguía con la mano tendida esperando a que yo le diera la mía.
-No tengáis miedo, yo os protegeré de todo aquello que os asusta.
-Tengo miedo de muchas cosas, ahora le tengo miedo a usted.
-En ese caso, me marcharé pero antes de mi partida os diré al lugar donde debéis ir.
-No quiero que se vaya, también tengo miedo de estar sola -dije asustada. El hombre sonrió amablemente y al final, le cogí de la mano.
-Muy bien señorita, ahora antes de irnos tengo que decirle cual es la primera y única regla que hay aquí.
-¿Cual?
-Que vea lo que vea, conozca a quien conozca... jamás se olvide de todo aquello que aquí le ha hecho feliz si no, el día que quiera volver si es que se vuelve a ir, no podrá.
-Vale.
El extraño hombre me guió por una senda rocosa, llena de extrañas figuras formadas por esas mismas rocas y de la nieve salían seres maravillosos.
Nos metimos por una cueva llena de hielo y de fuego a la vez. ¿Acaso el hielo no se derretía con el fuego? En mi mundo quizá, pero en aquel no.
Aquel mundo era mágico... pero muy muy extraño.
Las paredes de la cueva eran de hielo y sobresalían del techo formas como un rayo, una flor, una estrella... y alrededor mio flotaban pequeñas motas de fuego.
-Este lugar es...
-¿ Increíble? -dijo el hombre sin soltarme de la mano haciéndome girar en ella. Él se puso frente a mi y me dijo: -tú lo ves maravilloso, porque tienes sueños maravillosos.
Y dicho esto, salimos de la cueva, de un lugar lleno de nieve y escarcha a un lugar completamente opuesto.
-Bienvenida a tus sueños, pequeña.















A veces estoy sentada frente la ventana y me paró a pensar en decisiones que tengo que tomar.
¿Por qué hay que tomarlas?
Ojalá todo fuera mas sencillo.





























Srta Crysta.

4 comentarios: